Sunday, 11 May 2014

Más historias del mar

Llegaron a la playa sobre el mediodía. Se acomodaron como pudieron entre los escuetos huecos en los que las rocas no eran muy afiladas.
Él se quedó estático, tumbado boca arriba mientras el sol abrasaba su fornida figura; ella se aventuró en las agitadas aguas del primitivo paisaje.
Mientras exploraba las profundidades más superficiales, un cuerpo extrañó chocó contra ella.
 Se trataba de un hombre, un peculiar ser cuya indumentaria consistía únicamente en un gorro con símbolos árabes estampados que se aferraba a su cabeza gracias  a una fina tela atada a su cuello.

Se miraron inquietos, incómodos por la tonta necesidad de decir algo.
Pero no dijeron nada. Siguieron mirándose, cada vez más sorprendidos ante la avalancha de sensaciones que el simple acto de mirarse les transmitía, libres ya del rubor que provocan los encuentros con desconocidos, atentos solo a los rasgos faciales de cada uno: ella a su afilado y velludo rostro, a sus dulces ojos oscuros que imploraban ternura, a su ambiciosa nariz; él a su tez rosada, a sus pómulos carnosos y a sus labios resplandecientes.
El misterioso nadador cogió la mano de la  joven  y esta accedió a seguirle. Ambos se sumergieron y bucearon por debajo de una gran roca.
 Al salir a la superficie, los ojos de la chica temblaban de emoción. Ante ella tenía un amplio salón compuesto por viejos muebles y  múltiples telas extendidas por el suelo que hacía de antesala a diferentes habitáculos.
Pero lo que subyugó a la joven fueron los diferentes objetos que había esparcidos por toda la sala; se trataban de muchos de los juguetes, juegos y artefactos con los que ella había crecido y que de una forma u otra habían ido desapareciendo a lo largo de su infancia. Peluches ajados, casas de muñecas cubiertas de diversas criaturas marinas adheridas a sus paredes, un pequeño carrusel de colores destintados y varios otros elementos difíciles de reconocer.
No quiso pedirle explicaciones, no intentó desvelar todo aquel mágico misterio, simplemente se acercó a el y cogió su mano.Nunca más se supo de ellos.



 



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