Saturday 2 February 2019

Apuntes sobre una amante

Tumbados en la cama. Te abrazo por la espalda, me sumerjo en tu pelo y beso tu cuello. Pienso en que podría emplear una vida entera en repetir esas mismas maniobras, y que sería una vida plena y felizmente invertida.

La luz que llevas contigo a todas partes me ciega y eleva una vez por semana. Son solo unas horas, las suficientes para devolverle la movilidad a mis mejillas, amortiguar el peso de mis párpados y recordar al mundo la existencia de mi sonrisa.
Luego te vas, y me queda una dulce sensación que perdura hasta que la realidad de tu ausencia se hace tangible; su peso descansa sobre mis hombros. Poco después, vuelvo a soñar con esa luz...

No logro saciarme de tus labios, ni de tu piel, ni de tu sexo. Cada vez me cuesta más dormir al animal que despiertas cuando nos desprendemos del rubor, la ropa y las convenciones humanas. Quiero parar el tiempo y quedarme así, lamiendo tu cuerpo en bucle, entrando y saliendo de ti, con la ilusa esperanza de encontrar tu rincón más secreto y construir en él mi hogar.








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